Volvemos por un día a las raíces de nuestra revista El Tiquismiquis en las que comentábamos imágenes chorras y no tan chorras, graffitis que encontrábamos por la calle (véase números anteriores, copón, que son gratis) y demás cosas.
Hoy regresamos de las tinieblas del inframundo blogosférico, antes de volver a adentrarnos en ellas para seguir escribiendo la novela de la que hablamos y hablaremos en El Oniródromo para volver a comentar imágenes cuando menos curiosas:
Uno - el graffiti paradójico
Hasta aquí todo correcto. El problema viene cuando alguien, presumiblemente otro alguien distinto de los anteriores o hija de la madre que se da por aludida en el primer mensaje, tapa el tu con un mi. Queriendo, presumiblemente también, llamar fea a la madre del que ha escrito el primer o el segundo mensaje (si son el mismo). El resultado, tirarse piedras al propio tejado.
Dos - el tren pintarrajeado con un dibujo de Finn el Humano
Tres - el cartel-denuncia de Podemos
Clase de catalán para quien no lo entienda: «el banco que desahució a mi vecina controla casi todo lo que leo, veo y oigo»
Sin más.
Diclaimer: no voto a Podemos ni harto de vino ni les he votado ni les votaré nunca, porque de aquí a cuatro días los vemos defendiendo bancos y banqueros como el (indecible) de Revilla.
(veáse esta joya de sitio)
No comment. Salvo para desear que, sin desembocar en daños físicos, quien intentara medio arrancar esta pegatina se vea por unos minutos convertido en oveja camino del matadero.
Sacados de una revista anarcolibertaria cuyo nombre se nos olvidó porque no lo fotografiamos, aquí incluimos una situación objeto de denuncia y las pautas a seguir en caso de producirse:
Sin más.
Adééééééu, que en euskera significa agur.
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