Hoy en El Tiquismiquis no dibujamos ponis vomitando arco iris ni Beetlejuices lamiendo cucarachas ni críticas a Cristiano Ronaldo ni anuncios incumplidos de futuros relatos literarios breves (juro por Paquirrín que un día me pondré a ello, pero es que mi novela es prioritaria). Hoy no hay artículos chorra. Hoy sólo ganas de patear culos.
Llamadnos tiquismiquis (y de paso maricones heteroflexibles anarquistas independentistas machistas-leninistas feminazis paganos y del Barça, que lo llevamos con mucho orgullo gay)...
... y sobre todo llamadnos tiquismiquis (porque lo somos) pero es que últimamente el mundo da muchas ganas de potar (mucho más que de costumbre).
Pero no os esforcéis, la vida es una mierda.
Seguid buscando la solución a todo en los vídeos de autoayuda, puede ser que la encontréis algún día. O no. O ni una cosa ni la otra.
Seguid buscando likes y comentarios, son lo que necesitáis y lo que queréis para alimentar a unas autoestimas demasiado pobres o a un tiempo demasiado vivo, olvidaos de las cosas importantes.
O no, ¿eh?
Seguid imitando lo que os parezca más guay. O no. Al fin y al cabo, ¿por qué cuestionar nada cuando todo ya te viene dado?
Sigue dándote contra la pared. Sigue intentándolo. Sigue empezando frases con la misma palabra, empleando repeticiones a ver si cunde el mensaje. Pero cuidado, quinquiera que emplee esas figuras retóricas apelando a la emotividad y a la estética de una frase resultona seguramente se esté valiendo de la forma para meteros el fondo doblado. Políticos, mayormente, o lingüistas que dicen que "mayormente" no está aceptado por no sé qué lengua de academia que no vale ni un real. Recordad que al final la realidad se encamina hacia lo que te hace creer el que habla (o no, porque la realidad es muy tozuda y paralela a lo que -en este caso- yo pueda decir); y que muchas veces el que habla es el más poderoso, el que quiere que las cosas sean como dice, el que quiere que pienses como dice, el que pone unas reglas del juego en medio de una lógica perversa y te obliga a aceptarlas en inferioridad de condiciones. Levántate del barro, que ya te volveré a tirar.
Pero tampoco os esforcéis por entender eso último, la vida es una mierda.
¿Para qué cambiar el mundo, si nada va a cambiar?
Son las ONGs las que deben solucionar los males del mundo como las pringadas que son. ¿Pero qué se ha creído la gente? ¿Que los estados, los países, los gobiernos, están ahí para solucionar problemas? Vosotros seguid sintiéndoos culpables por no ayudar a las ONG o peor, por ayudarlas y permitir que sigan sacando castañas del fuego a quien de verdad tiene poder para cambiar las cosas (pero que lo perdería si las cambiara). O peor, por no ponerse a pensar si realmente sirven de algo o qué pasa en realidad. O sigamos en nuestra burbuja tranquila y autoengañada pensando que ya lo hará otro, que otro salvará a todos esos miles de niños en peligro, que esos niños no son nuestros, son de otros. Niños jóvenes o niños viejos, qué más da, al final ninguno tendrá infancia. Muchos no llegarán ni a la adolescencia. Sigamos, anda. Sigamos consumiendo, alimentando la rueda del capitalismo que crea todos esos problemas, al final somos eso (de momento). Trocitos de un mecanismo gigantesco basado en el egoísmo y resumido en el "todo el mundo a su bola y toda bola en su mundo". Mientras no me duela a mí...
No os esforcéis porque la vida es una mierda, he dicho, pero seguramente a nadie se le haya ocurrido pensar en que tal vez sea una mierda deliciosa, una mierda que vaya fetén como fertilizante (o para echársela a alguien); tal vez en este mundo especista a nadie se le haya ocurrido que yo pueda ser una mosca particularmente dotada para escribir desde un dispositivo móvil. O que sí, puede que efectivamente el mundo sea una puta mierda hoy por hoy, visto desde según qué ángulo, pero que tal vez mañana, si todas nos dejamos de poner de acuerdo para que así sea, se convierta en un jabón de color rosa con esencia de amapola silvestre y aloe vera.
Haced cada día algo que no os dé miedo. Pero hacedlo. O que os dé miedo. O cada hora. O cada segundo. O un día sí y otro no. O no lo hagáis, pero tampoco lo intentéis. O sí.
Yo, por mi parte... voy a cagar. Esa es mi interpretación de la frase de que la vida es (amén de muchísimas otras cosas) una mierda. Y esa es mi sólida pastosa maloliente aportación, más incluso que el escrito que acabo de soltar a través de los dedos. Al igual que tantas otras, más valiosas, que a veces tiro por el váter por miedo al qué dirán si las digo, aunque diría que donde dije digo digo Thiago.
PD: contrariamente a lo que dice la portada, sí que soy gilipollas. Al menos a veces, al menos en parte. Todas lo somos. Venga, admítelo. Has tenido tus momentos gilipollas... por lo menos dos o tres de ellos en el tiempo que has tardado en llegar hasta aquí abajo (hey, mira, una mosca!)
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