Somos tiquismiquis, está claro. Si no por qué cogeríamos nosotras en El Tiquismiquis un tipo de anuncio ya criticado en otro número de la revista (véase http://revistaeltiquismiquis.blogspot.com/2018/07/reacciones-anuncios.html para más señas) y volveríamos a criticarlo. Ah, sí, porque además de tiquismiquis somos cabezonas.
¡Qué frescura, qué vivacidad, qué jovialidad, qué desenfadados, qué punkis, mira cómo usan palabrotas en inglés! ¡Qué guay, mañana mismo me cambio de banco!
No queremos dejar pasar la oportunidad para criticar el tufo a capitalismo frescales que despiden según qué anuncios que proliferan últimamente por el metro. Haciendo gala de un tono tan informal que raya lo vulgar, como si en inglés las palabrotas tuvieran más glamour. Que de hecho es lo que ocurre en la sociolingüística no angloparlante, que desde fuera la gente ve como guays unas cosas que desde dentro son tan malsonantes como los tacos en su propio idioma. Mierda, cagao, culo. Si esos mismos publicistas se empeñaran en poner exactamente los mismos tacos pero en castellano a estas horas estarían en el metro pero no poniendo anuncios sino pidiendo limosna. Pero qué le vamos a hacer, si a la gente le falta un hervor y está dispuesta a que le estafen con tal de hacerse el guay.
Al parecer alguien le ha puesto ya la interpretación a este; pero como somos tiquismiquis le vamos a hacer una crítica a la crítica: les ha faltado poner «campeón»
Imaginamos una junta de publicistas de esos capaces de perseguirte hasta que les compres arena en medio del desierto y no sólo no sentirse mal por haberte estafado sino encima sintiéndose orgullosos. De esos capaces de potenciar que se le dé importancia a lo que no la tiene y de quitársela a lo que la tiene (materialismo, alto standing, etcétera). De esos capaces de utilizar y objetificar cualquier cosa, incluidos cuerpos humanos femeninos, con el ánimo de vender más caiga quien caiga, aunque sean cosas que no necesitemos.
Tampoco queremos finalizar este número sin hacer especial mención a unas palabras que merecen ser la única diana de la fiesta de la tomatina.
Javier Echevarría Rodríguez (Madrid, 1932 - Roma, 2016) https://t.co/LNvovZy1Nn— Juan José Dávalos López (@JJDavalosFEUNAM) 19 de agosto de 2018
Y nos lo suda que esto sea de hace años. Nos lo suda porque significa que esas actitudes no pasan una criba para que llegues a un alto puesto eclesiástico. Porque si han existido hasta hace poco significa que han estado existiendo desde que el mundo es mundo, y que probablemente aún existan aunque no se conviertan en declaraciones explícitas, que manda ovarios también. Influyendo todo este tiempo en la sociedad (negativamente) desde puestos de "importancia", haciéndola más ignorante, más esclava, más estúpida, ralentizando su progreso. Y abajo el matrimonio, por cierto. Viva el amor libre.
Me reitero, somos unas tiquismiquis. Porque claro, ¿quién se indignaría ante tales declaraciones? Qué ganas de sacarle punta a todo... A no ser que resulte que en el fondo somos personas normales, humanas con sentimientos. Como toda hija de vecina.
Ah, bueno, se nos olvidaba: la canción de Revenio de hoy. Un poco nazi, eso sí. Pero es lógico al tratarse de una canción sobre el Señor Tenebroso. Con ustedes y ustedas:
MAGIC IS MIGHT
Vale y agur.